Aranceles del 10% al banano pone en riesgo empleos en Olanchito y zonas productivas

Aranceles del 10% al banano pone en riesgo empleos en Olanchito y zonas productivas

REDACCIÓN. La reciente imposición de un arancel del 10% sobre el banano hondureño por parte de Estados Unidos, que entró en vigor el 5 de abril, pone en grave riesgo la estabilidad económica de Honduras, especialmente en regiones productoras clave como Olanchito, Yoro.

Esta medida, que afecta directamente a uno de los principales motores de la economía nacional, amenaza con desestabilizar miles de familias que dependen del cultivo y la exportación del banano.

Olanchito ha sido históricamente un referente en la producción de banano en Honduras. Con sus grandes plantaciones y empacadoras, la región sostiene una importante cantidad de empleos, tanto directos como indirectos.

Solo en la zona de Coyoles Central se producen anualmente 4.5 millones de cajas de banano, lo que representa una porción significativa de los 24 millones de cajas que el país exporta al mercado internacional.

En total, el sector bananero ha generado más de 50,000 empleos directos, siendo un motor de empleo en el Valle de Sula, Colón, Atlántida y en Olanchito.

La imposición de este arancel afecta la competitividad del banano hondureño frente al banano mexicano, que ha sido exento de este gravamen.

Según la Asociación de Banano de América del Norte (BANA), el impacto económico podría elevar los costos en más de 250 millones de dólares anuales.

Para Olanchito y otras zonas productoras de banano, los efectos son devastadores. Con la caída en la demanda debido al aumento de los costos, se espera una disminución en las exportaciones y, por ende, una reducción en las divisas que Honduras recibe de este sector.

Esto impactará la estabilidad financiera de los productores, poniendo en peligro la viabilidad de muchas empresas y generando un riesgo real de despidos masivos, especialmente en las fincas, empacadoras y servicios de transporte vinculados al cultivo.

La incertidumbre arancelaria ahuyenta nuevas inversiones en el sector agrícola, limitando las posibilidades de modernización, resiliencia ante el cambio climático y creación de nuevos empleos.

La falta de empleo elevará la pobreza rural y, como ha ocurrido en otras crisis agrícolas, se podría acelerar la migración irregular hacia Estados Unidos, agravando el fenómeno que este mismo arancel pretende frenar.