Científicos estudian los “jardines colgantes” en las profundidades de Roatán

ISLAS DE LA BAHÍA. El Instituto de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (ECOAQUA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), a través de su Grupo de Investigación en Biodiversidad y Conservación (BIOCON), emprendió una nueva campaña de exploración en los bosques marinos profundos en las cercanías de la isla de Roatán.
Esta expedición forma parte del proyecto internacional “DEEP LIFE: Mesophotic Marine Animal Forest: Gone Before Known?”, liderado por la Universidad Sorbona de París y con la participación de investigadores de 12 países.
El principal objetivo del proyecto «DEEP LIFE» es cartografiar y comprender el funcionamiento de los bosques marinos profundos en distintas regiones del mundo, desde los polos hasta los trópicos, para analizar su respuesta al cambio climático.
Además de generar conocimiento científico sobre estos hábitats inexplorados, el proyecto busca proporcionar información clave para el diseño de estrategias de conservación adecuadas a nivel regional y nacional.
El equipo de ECOAQUA en esta expedición está integrado por el investigador Francisco Otero-Ferrer, doctor en Ciencias del Mar y profesor del Departamento de Biología de la ULPGC, junto con la doctoranda Sandra Navarro Mayoral. Su labor en la campaña, que se extenderá durante tres meses, incluirá la caracterización de la biodiversidad y los procesos biogeoquímicos asociados a estos ecosistemas.
Según Otero-Ferrer, esta investigación marca un hito en la exploración de ecosistemas submarinos poco conocidos, esenciales para comprender la conexión entre las aguas superficiales y las profundidades oceánicas.
En particular, el arrecife de Roatán forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo más grande del mundo tras la Gran Barrera de Coral de Australia.
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Sin embargo, hasta la fecha, existe muy poca información sobre la biodiversidad y estado de conservación de sus zonas mesofóticas, que están sujetas a un impacto humano constante.
Durante los primeros días de investigación, los científicos han descubierto que la mayoría de los bosques marinos de Roatán crecen sobre paredes verticales, extendiéndose entre los 40 y los 120 metros de profundidad.
Estas formaciones, que recuerdan a los legendarios jardines colgantes de la antigüedad, están compuestas por majestuosas colonias de coral negro de más de dos metros de altura, gorgonias multicolores y esponjas con una gran diversidad de formas.
“Este ecosistema es de una belleza y un valor ecológico extraordinario. Sin embargo, la verticalidad del terreno representa un desafío técnico y experimental, ya que dificulta la instalación de equipos y la toma de muestras, lo que añade complejidad a nuestro trabajo científico”, explica Otero-Ferrer.
Los experimentos iniciales están diseñados para evaluar la biodiversidad asociada a estos bosques marinos y entender su papel como refugio, zona de alimentación y área de reproducción para numerosas especies.
En este sentido, la investigadora Sandra Navarro Mayoral destaca la importancia del estudio de la epifauna, es decir, los pequeños organismos que habitan en la superficie de corales, gorgonias y algas, para comprender el equilibrio ecológico del ecosistema marino y diseñar estrategias eficaces de conservación.