Donan 200 uniformes escolares confeccionados por privados de libertad de Morocelí

Donan 200 uniformes escolares confeccionados por privados de libertad de Morocelí
Los primeros uniformes fueron entregados en el Centro Educativo Doctor Antonio Reyna.

TEGUCIGALPA. La Comisión Interventora del Sistema Penitenciario Nacional (SIPENA), en colaboración con el Instituto Nacional Penitenciario (INP), donó los primeros 200 uniformes escolares confeccionados por los privados de libertad en el Centro Penitenciario de Morocelí, en El Paraíso, conocido como «La Tolva».

Los beneficiarios de esta donación fueron los niños del Centro Educativo Doctor Antonio Reyna, ubicado en la colonia Nueva Orocuina, en Comayagüela, quienes recibieron con alegría los uniformes elaborados por los reclusos.

El proyecto fue impulsado por el general de brigada Ramiro Fernando Muñoz Bonilla, presidente de la Comisión Interventora de SIPENA, quien ha liderado la instalación de pequeñas maquilas en centros penales para confeccionar uniformes escolares.

Este programa tiene como objetivo replicar la iniciativa en otros centros penitenciarios del país, permitiendo que los privados de libertad contribuyan a la elaboración de uniformes para los niños de Honduras, quienes representan el futuro del país.

El general Muñoz Bonilla destacó que la meta de la Comisión Interventora es producir 2,000 uniformes escolares que serán distribuidos a diferentes escuelas del país.

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«Iniciaremos con dos pequeñas maquilas: una en el Centro Penal de La Tolva, en Morocelí, y otra en la Penitenciaría Nacional de Adaptación Social (PNFAS), en Támara. Estas maquilas producirán uniformes para unos mil estudiantes, utilizando mano de obra de los privados de libertad y material proporcionado por el INP».

Hasta el momento, ya se han confeccionado alrededor de 500 uniformes entre faldas, pantalones y camisas. Las autoridades del INP también tienen como objetivo la instalación de una maquila completa en la PNFAS, para la producción de todos los uniformes necesarios dentro del Sistema Penitenciario.

La teniente coronel de artillería, Yeni Carolina Arias Méndez, jefe de la unidad de Infraestructura del INP, destacó la importancia del proyecto como parte del programa de Rehabilitación, Reeducación y Reinserción (3Rs).

«Exaltamos la labor de los privados de libertad del Centro Penitenciario de Morocelí, El Paraíso, donde comenzamos con la instalación de esta maquila. Esta iniciativa forma parte de un esfuerzo más amplio para fomentar la rehabilitación y reinserción de los internos».

El director del Centro Penal de Morocelí, El Paraíso, comentó que los privados de libertad se encuentran muy entusiasmados con el trabajo que están realizando, especialmente al ver el impacto positivo que tiene en los niños. «Los internos están muy comprometidos con este proyecto, ya que sienten que están contribuyendo a una causa noble, ayudando a los niños que más lo necesitan».

Por su parte, la directora del Centro Educativo Doctor Antonio Reyna, Irma Marleni Mendoza, expresó su gratitud por la donación. «Es una inmensa alegría ver a nuestros niños con su uniforme escolar. Gracias a esta ayuda, Dios ha abierto las puertas para que nuestros niños puedan acceder a lo que tanto necesitan».

Mendoza destacó que la donación es una gran bendición tanto para los niños como para los padres de familia de escasos recursos, quienes a menudo tienen dificultades para comprar los uniformes escolares. «Es una gran ayuda, y las puertas de nuestra escuela estarán abiertas para seguir recibiendo más ayudas como esta».

El INP ha comenzado a mapear los centros educativos con niños de escasos recursos que aún no cuentan con uniforme escolar. Este esfuerzo continuará expandiéndose para cubrir las necesidades de más niños en todo el país.

Este proyecto no solo busca beneficiar a los estudiantes en situación vulnerable, sino también proporcionar a los privados de libertad una oportunidad de rehabilitación a través del trabajo, permitiéndoles desarrollar habilidades que les serán útiles al reintegrarse a la sociedad. Además, fomenta un sentido de solidaridad y responsabilidad social entre los internos, quienes pueden aportar positivamente a su comunidad.