Monseñor Nácher Tatay llama a los hondureños no solo a admirar la Semana Santa sino a vivirla

Monseñor Nácher Tatay llama a los hondureños no solo a admirar la Semana Santa sino a vivirla

REDACCIÓN. “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”, decían al unísono cientos de feligreses hondureños de la Iglesia católica, quienes ayer acompañaron las procesiones en diferentes puntos de la nación, a manera de conmemorar el Domingo de Ramos con el ingreso triunfal de Jesús a Jerusalén, montado en un asno, dando inicio así a la Semana Santa.

Personas de la tercera edad, niños y adultos se sumaron con mucha fe y con sus cruces elaboradas con palma en la mano, a las procesiones de Domingo de Ramos en las diferentes iglesias. En el caso de Tegucigalpa, las familias se apostaron en el templo El Calvario ubicado en el barrio Abajo y se desplazaron hasta la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel para ser parte la homilía, presidida por el nuevo arzobispo de Tegucigalpa, monseñor José Vicente Nácher Tatay.

domingo de ramos

Monseñor Nácher Tatay, dijo que “esta Semana Santa es una oportunidad para conocer la santidad de Jesús, es decir, para comprender el gran misterio de la vida, que no está separado del verdadero misterio de la muerte. Porque en la vida y en la muerte somos del Señor, ese es el sentido de nuestra existencia. Esta no es una semana más, es un tiempo santo y de santificación, un llamado a esperar con fe, como María Magdalena y la otra María, que miraban todo con dolor, pero con amor; ese amor que enciende la luz interior que nos guía a la vida santa en Dios”.

También reflexionó que, “con el Domingo de Ramos, se inicia la Semana Santa, no solo para admirarla, sino para vivirla. Y vivirla para comprender la vida. ¿Qué celebramos en la Semana Santa? La humanidad más humana, la divinidad más cercana… la debilidad más santa. Celebramos a Jesús en su hora, es decir, en su plenitud de entrega y obediencia por nuestra salvación”.

Rememoró que “aún hoy, lo que vamos a vivir en estos días santos es muy superior a nuestra fuerza y comprensión. De hecho, la gracia redentora que se va a derramar no depende de nosotros, pero sí depende de nosotros su recepción. Velen y oren para que no desfallezcan, porque nada bueno podemos sin Dios, pero tampoco nada ‘sin nosotros’ que hemos de unirnos a Jesús, y aprender a decir al Padre: ‘hágase en mí según tu voluntad’”.

Manifestó además que “en nuestra desesperación personal (¿y falta de fe?), nos quejamos muchas veces de que Dios nos ha abandonado… En verdad, el abandono único, fue con su propio Hijo, al que dejó en su condición humana para que (Él que era eterno por naturaleza divina) pudiera morir, y muriendo, resucitar, y resucitando, rasgar en su cuerpo roto el velo del templo para que Dios estuviera para siempre con nosotros y nosotros con Él. Como aquellos sepultureros, también hoy muchos sellan el sepulcro de la muerte, ¡pero desde dentro! Despreciando las promesas del Señor, quedan en una oscuridad ‘sin Dios’. Muchos viven -y pareciera que quieren vivir -en la muerte del pecado-, sin dejar que la Misericordia mueva la piedra -del pecado- que esclaviza. ¡Dejemos a Dios que ilumine nuestra vida!”.

SAN PEDRO SULA

En la “Ciudad Industrial”, tras la procesión por la primera calle, monseñor Miguel Lenihan, presidió la eucaristía desde la Catedral San Pedro Apóstol y desde el altar, expresó que “es edificante en los fieles, el fervor cristiano en este primer día de la Semana Santa. Hoy (ayer) iniciamos la celebración de la Semana Santa, una semana hermosa”.

Recordó que “Cristo, hace 2000 años participaba en esta procesión triunfal, Cristo no nos pide nada que el mismo no ha hecho. Una semana pide el Señor que la dediquemos totalmente a Él, reflexionando sobre el gran misterio de la redención. Hoy, hay que hacer un alto en la vida, cara a cara con Cristo, no es una semana para darle la espalda, sino para estar cara a cara con Él en su sufrimiento y después en su gloria”.

El prelado cuestionó que para muchas personas la Semana Mayor es para otras actividades que no son religiosas, “hay muchas maneras de cómo se vive en la Semana Santa, para muchos es un recuerdo nada más, para otros es un aniversario para celebrar esta fecha, para otros una salvación meramente exterior, no somos espectadores, sino actores, y cada día de esta semana tiene su significado”.

Reflexionó que un aspecto importante “es el perdón como lo hizo Cristo, que desde la cruz nos da un gran ejemplo del perdón. Hoy sabemos que el mundo en que vivimos necesita mucho perdón, mucha reconciliación; mundo dividido, donde hay mucho odio, mucha venganza, y necesita mucho perdón, porque hay mucho odio, que esta Semana Santa sea de mucha reconciliación y perdón”.

DOMINGO DE RAMOS 5

LA CEIBA

En la Diócesis de La Ceiba, la homilía fue presidida por el obispo emérito de San Pedro Sula, monseñor Ángel Garachana, quien destacó que el Domingo de Ramos es la puerta que nos introduce en la Semana Santa donde se proclama la fe en Jesús. “No podemos generar de la vida el dolor y el amor, la alegría y el sufrimiento, la muerte y la vida; así Jesús también padeció en la muerte, pero resucitó, pero nosotros también con Él. Vivimos la muerte, pero con la esperanza de la resurrección futura”.

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