En Domingo de Resurrección, Cardenal Rodríguez clama al pueblo hondureño alejarse de la violencia 

En Domingo de Resurrección, Cardenal Rodríguez clama al pueblo hondureño alejarse de la violencia 

TEGUCIGALPA. El cardenal hondureño, Óscar Andrés Rodríguez, en la homilía del Domingo de Resurrección, emitió un mensaje a los hondureños con la intención de pedir luchar contra las injusticias y a buscar “al que es la vida”.  

Además, enfatizó en alejarse de la violencia: “Dejen de matarse entre ustedes, jamás un ser humano se debe manchar con la muerte de inocentes, sobre todo, aquellos que promueven el aborto”, manifestó el Cardenal Rodríguez.  

“Esas señoras que dicen sacrílegamente este cuerpo es mío y hago con mi cuerpo lo que me da la gana, es volver a matar a Cristo, el aborto es matar a un ser vivo, después viene la eutanasia y se querrán deshacer de los ancianos”, arguyó. 

Asimismo, dijo que este domingo fue el “tercer día” del Triduo Pascual y a la vez el inicio de la cincuentena. “Hoy es el domingo más importante del año, el domingo del cual reciben sentido todos los demás domingos del año. Hoy es el día que hizo el Señor, hoy es el día del triunfo y de la gloria”, señaló el arzobispo. 

De igual manera, expresó que la ´oración colecta´ no puede ocultar su alegría: “En este día has abierto las puertas de la vida por medio de tu hijo, vencedor de la muerte” y pide que esta Pascua histórica, que estamos celebrando, nos oriente hacia la eterna, que, renovados por el Espíritu, vivamos en la esperanza de nuestra resurrección futura”, explicó. 

El jerarca capitalino mencionó que “ahora somos nosotros los que, en este siglo, hemos de correr a anunciar a Cristo a este mundo, a nuestra familia, a nuestros amigos, a la sociedad. Los cristianos no solo debemos ser buenas personas, sino “testigos” de la Resurrección de Cristo, con nuestra palabra y, sobre todo, con nuestras acciones”. 

“Si celebramos bien la Pascua, también nosotros hemos de morir a lo viejo y resucitar a lo nuevo, morir al pecado y vivir con Cristo en su novedad de vida. Al final seremos resucitados, pero ya ahora vivimos como resucitados, alimentados como estamos de la Eucaristía, que nos hace participar de la vida ya definitiva del Señor”, manifestó. 

“¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?, ya no podemos seguir custodiando sepulcros vacíos, los mismos archivos llenos de polvo, los mismos vicios de siempre, una fe enmohecida por la rutina. Nuestro papel no es el de los guardias puestos para vigilar tumbas. Nuestro papel es el de las mujeres encargadas de contar, de recordar lo que los apóstoles habían olvidado, de informar que está vivo, no en el sepulcro, sino en otra parte”, señaló. 

Finalmente, dijo que Jesús está aquí, en medio de nosotros, y nos habla al corazón: “Él está aquí, nos cura de nuestras dudas y de nuestros miedos. Él está aquí, se deja palpar y exhala su Espíritu en nosotros. Él está aquí, y nos alimenta con su Cuerpo. Él está aquí, y nos renueva, nos pacifica, nos resucita. Él está aquí, y nos envía a ser testigos de su Resurrección”, concluyó. 

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