BACHES Y SEGURIDAD VIAL

BACHES Y SEGURIDAD VIAL

Por: Dr. Antonio Flores Arriaza

Consultor en Seguridad Vial

Nuestras carreteras y calles citadinas parece que fueron construidas sin llenar un perfil de calidad diferenciada según la demanda del tránsito vehicular.

Pareciera que la Alcaldía no diferenció la calidad del pavimento que debió aplicarse en calles de alta frecuencia, de uso por vehículos pesados (buses de servicio urbano, unidades repartidoras y camiones de carga) y todas resultaron construidas como si solamente fueran a utilizarse por vehículos particulares de poco peso y baja frecuencia. Y, en forma complementaria, tampoco regula el flujo del tránsito de los vehículos según su peso y tracción.

Tampoco se diferenció la pavimentación en las paradas de autobuses y esquinas (especialmente en pendiente, tan frecuentes en Tegucigalpa), de tal manera que, se puede observar que en estas áreas frecuentemente se producen baches porque no fueron diseñadas para soportar la mayor tracción que allí aplican los automotores.

Y tampoco se realiza un correcto mantenimiento. Se puede apreciar que solamente proceden a llenar los baches con asfalto de manera indiscriminada, mal compactado, y muchas veces produciendo, ahora, túmulos que se convierten en pavimentados baches al revés. Como si, en vez de pavimento, hubiera piedras.

La compactación del asfalto parece un factor crítico para que, prontamente, se generen baches. Se puede, fácilmente, observar que hay muchas calles con un pavimento que permite apreciar granulosidad que lo vuelve frágil y poco resistente al uso.

A lo anterior, debemos sumar que el asfalto es más susceptible al efecto del agua y se debió recordar que somos un país tropical en donde ocurren muchas lluvias y que, cuando llueve, las calles se convierten en ríos. Por un lado, debido a un pésimo sistema de drenaje (o inexistente) y por otro, a la falta de disciplina para el aseo y conciencia de nuestros pobladores. Esto daña el asfalto.

Y, por otro lado, la falta de mantenimiento preventivo de nuestro sistemáticamente creciente parque vehicular, que, además, incluye muchos vehículos importados que, en el país desde donde fueron traídos, ya son considerados chatarra o no reúnen los requisitos técnico mecánico ni ambientales para circular. Es por ello que allá son descartados. Y aquí, los importadores de vehículos usados, exigen que se les autorice a importar aún los más antiguos. Es decir: a incrementar este problema que consiste en el goteo de lubricantes y liberación de gases mal carburados por vehículos que nunca son realmente revisados. Todo esto va cayendo sobre el asfalto y lo va deteriorando. Este daño sistemático y apenas perceptible, nos va afectando el pavimento de nuestras calles y nos ocasiona daño en los vehículos que deben ir saltando y sufriendo de los continuos baches en las calles. Realimentando así el problema que exige más presupuesto. Mientras los causantes del problema siguen rampantes. Y cobrando cada vez más a sus usuarios y exigiéndole cada vez más al Estado … que somos el Pueblo.

Resulta urgente que se genere un sistema verdaderamente científico tecnológico de inspección preventiva de nuestro parque vehicular. No hacerlo implicará que, el Gobierno central y nuestras alcaldías, tendrán que asignar un presupuesto en aumento e insostenible para el mantenimiento de las calles y carreteras. Que se convierte en urgente para prevenir los accidentes viales en sistemático aumento. Presupuesto que solo implica fuga de divisas y que, si se construyera bien las calles y los automotores recibieran mantenimiento preventivo, bien podría asignarse a áreas vinculadas con el bienestar humano y la producción. Y no para importar repuestos y más viejos automotores.

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