La acción climática, en «la encrucijada» para aunar energía limpia y biodiversidad
Madrid – Con un planeta recalentado por las altas temperaturas, el mundo conmemora hoy el Día Mundial por la Reducción de Emisiones de CO2, aunque con pesimismo tras los niveles récord de concentraciones en 2023 y en un contexto actual de acción climática en la «encrucijada» para compaginar energía limpia y biodiversidad.
En 2023 las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2) alcanzaron las 419,3 partes por millón (ppm), un 51 % por encima de los niveles preindustriales, y comparables a las de hace millones de años cuando el nivel del mar habría puesto hoy en peligro a todas las ciudades costeras del planeta.
En medio del debate social sobre el papel que deberán desempeñar las energías renovables, el responsable de Energía y Clima de la organización Ecologistas en Acción, Javier Andaluz, licenciado en ciencias ambientales, asegura, en declaraciones a Efe, que esa tecnología es «sin lugar a dudas pieza prioritaria» en la descarbonización global y lucha climática.
El CO2 es un gas cuyas concentraciones se han disparado en la atmósfera por la actividad humana; es el principal causante del calentamiento global aunque no es el único, y está muy vinculado a la quema de combustibles fósiles como el carbón, petróleo o gas.
Para satisfacer las demandas energéticas de la población sin emitir CO2 a la atmósfera en el proceso de transición energética mundial, «las renovables serán la clave», dado que no contaminan y proceden de fuentes energéticas inagotables como el sol o el viento.
«Lo importante es garantizar que en el proceso de expansión se preserve el equilibrio» entre producción de energía limpia y biodiversidad, ecosistemas y paisaje, con «un balance adecuado» entre todos esos factores, ha añadido.
«Sin embargo, la realidad en el sector de las renovables es que las cosas no se están haciendo siempre como se debería; existe cierta especulación», ha advertido.
Los datos sobre el problema del CO2 están claros: en 2023 las emisiones de origen fósil marcaron un nuevo récord anual con 36.800 millones de toneladas a la atmósfera, según el panel internacional de científicos Global Carbon Project.
La tendencia creciente de emisiones está agravando una amenaza cada vez más real: que el planeta acabe normalizando una subida térmica de 1,5 grados respecto a la era preindustrial. Por encima de esos umbrales, sin embargo, la supervivencia puede ser insostenible, según los científicos.
En la Unión Europea, principal abanderada de la descarbonización por sus planes verdes y el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050, las emisiones de CO2 se están reduciendo; en 2023 lo hicieron un 7,4 %, según el panel científico Global Carbon Project.
En el mundo los proyectos frente a la crisis climática son diversos: desde la reforestación hasta la investigación en tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, biocombustibles o hidrógeno verde.
Las ciudades europeas se están transformando además con ambiciosos planes urbanísticos y movilidad sostenible para fomentar el transporte público y el vehículo eléctrico.
En España existen proyectos de energías renovables «cuya extensión sobre el terreno es casi cuatro veces mayor que la superficie de la propia localidad en donde se ubican», ha advertido el responsable de Ecologistas en Acción.
«Existe una tendencia a ubicar las instalaciones en zonas rurales de escasa población porque los terrenos allí son baratos», ha añadido.
En España, en Extremadura, ambas Castillas o Aragón se está «sobreproduciendo» electricidad con renovables; no por necesidades de la población ni autoconsumo sino para cubrir necesidades de otras grandes poblaciones como Madrid, Barcelona o País Vasco, ha advertido.
«No estoy diciendo que se paralicen los proyectos de renovables, que son fundamentales, pero sí que se garantice un equilibrio entre energía y medio ambiente», ha insistido el responsable ecologista.
A nivel mundial los esfuerzos climáticos son heterogéneos. China, EEUU o la India destacan entre los países que emiten más CO2.
Las consecuencias de las concentraciones de este gas en la atmósfera están siendo devastadoras: los fenómenos meteorológicos extremos se han hecho más frecuentes e intensos, con olas de calor de enorme impacto, como las del año pasado en todo el mundo.
Se están produciendo además lluvias torrenciales, inundaciones, graves sequías y huracanes, cada vez mas violentos.
En el caso de la energía eólica, las palas de los aerogeneradores, tienen el peligro de convertirse en «una trampa mortal» para aves de paso o migratorias, a lo que se añade el impacto paisajístico, como ocurre también con las líneas del tendido eléctrico, según Javier Andaluz.
En cuanto a la fotovoltaica con luz solar, las instalaciones en terrenos rurales pueden ser refugio de animales, pero en otros casos impedirles sus actividades cotidianas, como el campeo y el entrenamiento para cazar, por ejemplo entre las rapaces, rompiéndose así el equilibrio natural entre depredadores y presas.
El problema de la extracción de minerales es otro de los grandes problemas asociados a las energías renovables. Existen recursos naturales críticos para fabricar baterías de los coches eléctricos y las instalaciones fotovoltaicas, lo que ha desatado una «fiebre» minera que está poniendo en riesgo la biodiversidad.
«Se están perdiendo hábitats de gran valor ecológico», advierte el ingeniero Víctor Resco, profesor en la Universidad de Lleida y doctor en la Universidad de Wyoming (EEUU). EFE