Con indignación y dolor dan último adiós a 7 de las nueve víctimas de masacre
Con flores en manos, amigos, familiares y vecinos adornaron la tumba donde yacen los restos de los seis hermanos.

Entre el sollozo de todo un pueblo despidieron a 6 hermanos y una profesora que fueron masacrados el pasado lunes junto a dos personas más.

COMAYAGUA, COMAYAGUA. De dolor y luto se vistió la comunidad de Corralitos, de esta localidad donde un día los hermanos Linder, José, Miguel, Carlos, Ismael y Henrry Del Cid, corrieron libremente jugando y siendo alegres al lado de sus padres, y donde ayer todo un pueblo no solo condenaba su muerte a manos de gatilleros el pasado lunes, sino que también, acompañaba sus restos hasta el camposanto de la aldea La Laguna.

Fue a la humilde casa de su madre, doña Betty, donde los féretros de sus seis hijos, a quienes en el pueblo se les conocía como “Los Nichos”, fueron llevados uno a uno hasta adentro de ese inmueble donde vivieron y fueron criados con amor por sus progenitores, donde familiares, amigos y vecinos llegaron para velar los restos de los hermanos durante varias horas.

Muchos amigos lamentaban lo sucedido a los hermanos y los recordaban como hombres de bien, trabajadores que se dedicaban a cultivar la tierra e incluso a dar trabajo a algunos amigos cuando se avecinaba la época de siembra y cosecha.

“No merecían esta muerte, eran personas trabajadoras, cultivaban café, frijoles, se ganaban la vida honradamente, no le hacían daño a nadie. Hace algún tiempo se habían vuelto a la iglesia”, dijo consternado a un medio de comunicación de televisión uno de los amigos de los ahora occisos.

VIAJE EN PATRULLAS

Tras la vela y el profundo dolor de dar el último adiós a un ser querido, la madre de “Los Nichos” emprendió camino junto a los féretros de sus vástagos, esta vez no los llevó de la mano como de pequeños, sino dentro de ataúdes que eran traslados en cuatro patrullas policiales, que sirvieron de carrozas fúnebres para desplazarlos hasta el cementerio.

A la 1:51 de la tarde, la caravana llegó al camposanto de la aldea La Laguna, donde tres fosas de considerable profundidad esperaban los restos de los seis hermanos, quienes fueron acompañados por una multitud de amigos y parientes que llevan en sus manos flores multicolores para adornar la tumba de «Los Nichos».

DURO MOMENTO

El momento más duro para la familia de las víctimas fue al llegar al panteón, donde la progenitora de los seis hermanos no pudo contener las lágrimas de dolor y con su rostro totalmente entristecido vio descender uno a uno los féretros en las tres fosas, donde ya descansan en la paz del Señor.

Como un acto del último adiós, muchos vecinos y amigos lanzaron puñados de tierra sobre los ataúdes de los hermanos Linder Aguilar Del Cid (20), José Aguilar Morales (39), Miguel Aguilar Del Cid (29), Carlos Humberto Aguilar Del Cid (25), Ismael Aguilar Morales (49) y Henrry Ismael Aguilar Del Cid (22), quienes perecieron el pasado lunes 6 en una emboscada en la comunidad de El Portillo de la Mora, aldea La Brea, de este municipio.

GRAN MAESTRA

En otro lado de la comunidad de Corralitos, la familia Alemán, también velaba los restos de la profesora Rosa Delia Canales Alemán, una docente originaria de esa localidad, y quien al pedir “jalón” a los hermanos, le llegó la muerte, pues formó parte de las nueve víctimas fallecidas en la masacre.
La querida mentora fue velada en su casa a donde amigos y vecinos llegaron para dar sus muestras de pesar a la familia.

El esposo de la víctima recordó con tristeza que su pareja semimetal había salido de su hogar con rumbo a esta ciudad a una reunión en la Dirección Departamental de Educación, pues buscaba conseguir una plaza para poder ayudar a sus hijas a estudiar en la universidad. “Yo le dije que no fuera y ella me dijo que no me preocupara por ir a traerla porque venía a ‘jalón’ con ‘Los Nichos’, eso fue lo último que me dijo”.

Relató además que, al volver, la profesora debía caminar al menos siete kilómetros para llegar a su casa, cuando por casualidad se encontró con la familia Aguilar Del Cid a quien conocía, pues, había sido maestra de uno de los jóvenes. Amablemente, le ofrecieron llevarla, pues ellos se dirigían hasta la comunidad de Los Toriles y Corralitos que les quedaba en el paso, sin imaginar que nunca llegarían a su destino.

“Tenía 15 años de vivir con Rosa, tengo dos hijas y ella era una persona excelente, mi esposa andaba buscando una plaza, pero por mala suerte no la halló. Yo le dije que no fuera, pero ella quería una plaza laboral para poner a las niñas en la universidad”.

Fue al recordar cómo era Rosa Delia, que su esposo no pudo más y entre sollozos, dijo “la profe era una persona linda y hermosa, nunca tuve una ofensa de ella, ni nunca me reclamó, vivíamos en armonía. Lucharé por mis hijas, y voy a hacer lo posible para cumplirles lo que mi esposa les prometió”.

Además: Vecinos de “Los Nichos” y de la maestra Rosa Delia, aunque claman justicia, los parientes de las víctimas aseguran que lo dejan todo en manos de Dios. En el ataque también murió un predicador y su yerno.