Un alto a la estulticia

Un alto a la estulticia

EDITORIAL. La proliferación de “influencers” masivos que se dedican a promover estupideces y contenido frívolo en cada país es un fenómeno que ha ganado una gran visibilidad en la era de las redes sociales. Este problema ha generado preocupación y se ha convertido en un tema que muchos consideran que debe ser abordado y controlado de alguna manera.
Es importante definir qué se entiende por “influencers masivos con estupideces”. Se refiere a individuos que han ganado una gran cantidad de seguidores en plataformas de redes sociales como Instagram, TikTok, YouTube, entre otras, pero que utilizan su “influencia” para promover contenido superficial, frívolo o incluso perjudicial. Este contenido a menudo se caracteriza por su falta de valor educativo o informativo, y puede incluir desafíos peligrosos, comportamiento extravagante o simplemente la promoción de un estilo de vida superficial.
La preocupación en torno a estos “influencers” se basa en varias razones, su influencia sobre las audiencias jóvenes es significativa. Los adolescentes y jóvenes adultos suelen ser el público principal de estos “influencers”, y suelen estar más influenciables. Esto significa que pueden ser fácilmente persuadidos por las ideas y comportamientos que promueven estos “influencers”, lo que a menudo lleva a una glorificación de la superficialidad y la falta de valores fundamentales.
Esta tendencia puede tener un impacto negativo en la sociedad en general. La promoción de contenido estúpido y frívolo puede desviar la atención de temas importantes, como la educación, la salud, el medio ambiente y otros problemas globales que requieren atención y acción. Esto puede llevar a una sociedad más apática y menos comprometida con cuestiones fundamentales.
Si bien la libertad de expresión y la creatividad son fundamentales en las redes sociales, muchos argumentan que hay un límite ético que debe ser respetado. Los “influencers” masivos tienen una responsabilidad ante sus seguidores y la sociedad en general, y promover estupideces sin ningún tipo de reflexión o valor puede ser perjudicial.
Algunos sugieren que las plataformas de redes sociales deberían establecer pautas más estrictas en cuanto al tipo de contenido que se permite promover. Esto podría incluir la eliminación de contenido que sea peligroso, difamatorio o simplemente vacío de valor. Sin embargo, esta solución plantea cuestiones relacionadas con la libertad de expresión y la censura, por lo que se necesita un equilibrio cuidadoso.