Latigazo tras otro
EDITORIAL. Hace algunos días fue cazado un felino –ocelote- conocido como “gato de monte”, cuyo nombre científico es Leopardus pardalis y que, a pesar de estar enjaulado, previo a su devolución a su hábitat natural por especialistas ambientales. Su presencia entre las personas que le rodeaban con curiosidad y el acoso de cánidos que le ladraban con ferocidad, permanecía impasible ante el acoso y el seguro desconcierto que pudo eventualmente sentir, pero sabía que si era soltado sería un verdadero problema para los que estaban allí.
Así estamos como pueblo, la diferencia es que la jaula está con la puerta abierta y adormecido por tantas payasadas, desde los funcionarios públicos que no entienden que deben ocuparse en sus tareas, en especial los que fueron electos y ya dejar a un lado la retórica irresponsable del pasado reciente cuando ellos también formaron parte de ese lapso temporal, ya que se sienten malheridos cuando se les pregunta de la condonación de la deuda externa y los recursos que generaron los perdones y la Estrategia de Reducción de la Pobreza. Cabe, entonces, la pregunta de ¿dónde están esos dineros?, ¿dónde están esos recursos?
Así es como el pueblo sigue recibiendo esos latigazos, uno tras otro, el sufrimiento de los pobres, en especial de los niños y mayores de edad, que los vemos en calles de las periferias, bajo el sol, apenas avanzando por el dolor de haber sido olvidados, a manera de latigazos institucionales contra un pueblo que les puso fe y les dio un espaldarazo con el voto, pero a cambio ha recibido indiferencia y azotes indiscriminados, en especial a un corazón burlado y al cual también, con ese mismo fuste, le quieren arrancar las esperanzas. No vaya a ser que el pueblo no vaya a reaccionar como si, hipotéticamente, fuera liberado ese ocelote y se provoque un desastre social, aunque de manera sospechosa pareciera que eso es lo que andan buscando –como gato encerrado-, no caigamos en esa trampa, respetémonos, seamos unidos y solidarios como pueblo.