No sea irrespetuoso, señor canciller

No sea irrespetuoso, señor canciller

EDITORIAL. El abogado y canciller de la República de Honduras, Eduardo Enrique Reina, ha vuelto a soltar los más bajos patrones de conducta (bajarse el canasto, como dicen en el barrio) al espetar de la manera más irónica e irrespetuosa en contra de un hombre sencillo como el arzobispo de San Pedro Sula, monseñor Miguel Lenihan. No nos explicamos cómo puede suceder eso viniendo de familias de intelectuales, de una aristocracia académica de primer nivel, y con ancestros y familiares con currículos envidiables y admirables, hijo menor de un ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, el abogado Jorge Arturo Reina Idiáquez, y sobrino del malogrado presidente Carlos Roberto Reina (QDDG), ¡casi nada!
Señor canciller, el obispo ha dicho la verdad, ustedes, los gobernantes hondureños, están “sordos” y además “ciegos”), saben lo que se les está pidiendo y tienen todo a su favor para cumplirle al pueblo. Nos han hundido aún más por muchas cifras y enredos contables y estadísticos que se nos hagan; señor canciller, respetuosamente (porque usted también merece respeto) le pedimos que se dé una vuelta por los bordos de Tegucigalpa, San Pedro Sula, o cualquier otra ciudad de Honduras y verá la realidad y que sus elucubraciones y palabras son fáciles de llevar por el viento, es decir, como la paja.
Respete, por favor, al monseñor Lenihan, al hacer lo contrario se está llevando a la mayoría de un pueblo que él representa y que sufre por tanto cinismo, ¿dónde están los estudios de diplomacia?, ¿dónde y cómo queda su envidiable trayectoria? Admiramos sus palmareses, pero no nos haga pasar más vergüenzas con argumentos y pleitos (ayer con la embajadora Dogu, hoy con el arzobispo) y contra todo aquel que se oponga a sus ideas, ¡eso es fascismo, señor canciller!, producto “made in” la izquierda, creada esa manera de gobernar por Benito Mussolini, con intolerancia y represión al estilo Nicaragua contra –también- la Iglesia católica y todo el pueblo cristiano. Señor ministro… seguros estamos que lo sabe y lo ha leído. Medite en esta época que para eso es, solo es un humilde consejo, nuestro pueblo ya no aguanta tanta intolerancia.